Situado en un amplio istmo que separa las aguas del Océano Pacífico con las del Lago de Nicaragua o Cocibolca, el departamento de Rivas posee diversos atractivos naturales e históricos, así como dos de los destinos más visitados por turístas extranjeros y nacionales: San Juan del Sur y sus varias playas marítimas, y la isla volcánica lacustre de Ometepe.
Entre las playas de Rivas se encuentran varias de las más conocidas de toda Nicaragua, sea por su belleza o por sus potentes olas. Su larga costa en el Pacífico está constituida por la secuencia de una multitud de playas de estructuras diferentes: algunas largas, otras en forma de pequeñas bahías flaqueadas por peñascos; algunas de arena oscura, otras de arenas claras; algunas rodeadas por montañas, y otras pobladas por nada más que la naturaleza.
San Juan del Sur
Rodeada por dos cerros de mediana elevación, la Bahía de San Juan del Sur alberga la ciudad playera más visitada por surfistas. Su casco urbano ofrece una completa y variada oferta turística, y en su zona municipal se practica el surf, la pesca, avistamiento de ballenas, canopy, yoga, cabalgatas y otros deportes. Entre sus playas de ambiente silvestre o con infraestructura, destaca el Refugio de Vida Silvestre Playa La Flor.
El que una vez fue un tranquilo y pintoresco pueblo de pescadores, es ahora uno de los destinos turísticos más visitados por turistas nacionales y extranjeros. La ciudad de San Juan del Sur lo tiene prácticamente todo: hoteles, restaurantes, bares, clubs, escuelas de idioma, oficina postal, un parque central, un mercado municipal, un puerto, una estación de policía y la famosa bahía que le da su nombre. Sus fiestas se dan en honor a San Juan Bautista y la Vigen del Carmen, el 24 de Junio y 16 de Julio respectivamente.
Esta es la parada obligatoria de viajeros que buscan practicar el surf y relajarse en playas casi vírgenes. Más de una docena de éstas se encuentran a lo largo del municipio, entre ellas las más famosas: Marsella, Maderas, Majagual, Remanso, El Coco, Las Salinas, El Astillero y El Yankee. En algunas se pueden encontrar hoteles, casas particulares o comunidades que ofrecen opciones de alojamiento.
Un punto que vale la pena visitar cuando se está en la ciudad es la estatua del Jesús de la Misericordia, ubicado en la cima del cerro más alto de la bahía y construido en 2008. Desde allí se tiene una hermosa vista panorámica de San Juan del Sur y sus alrededores. Además, en la base de la escultura se encuentra un mirador y una pequeña capilla en donde se describe el proceso de construcción de la estatua.
Playa La Flor
Playa La Flor es un santuario de la naturaleza. Nicaragua está bendecida con muchas playas donde las tortugas Paslama llegan a dejar sus huevos. Estas tortugas marinas pesan alrededor de 45kg y están a lo largo de todo el mundo. Hay nidos en Asia y África y a pesar de esta dispersión, este tipo de tortuga está en peligro y en algunos lugares bajo amenaza de extinción. En Nicaragua hay una gran población, pero la recolección de huevos y la destrucción de los nidos están teniendo un impacto en la población.
Las tortugas vienen en grandes cantidades durante la arribada; es cuando miles de tortugas llegan al mismo tiempo a poner sus huevos. Es por esto que los tortuguillos inundan las playas en grandes cantidades y de esta manera incrementan la posibilidad de sobre vivencia.
La Reserva Vida Silvestre La Flor es uno de los lugares donde podrá ver las arribadas. La reserva mide más de 3,000 hectáreas y está a 22 kilómetros de San Juan del Sur. Además de ver las arribadas durante la temporada respectiva, el área ofrece diversos sitios y escenarios en los que se pueden observar -en cualquier momento del año- la fauna marina, la fauna terrestre, insectos, riachuelos.
Isla de Ometepe
En el lago de Nicaragua, llamado por los conquistadores españoles “el mar de agua dulce” por su inmensidad, sobresale la isla de Ometepe cuyo nombre en náhuatl significa “dos cerros”. La isla de 276 kilómetros cuadrados alberga a dos majestuosos volcanes unidos por un corto istmo, y es actualmente uno de los destinos naturales preferido por turistas nacionales y extranjeros por su ambiente hospitalario y pasivo, sus hermosos paisajes, sus dos volcanes, la riqueza arqueológica, sus tranquilas playas y sus numerosas reservas naturales y bosques donde puede apreciarse una importante biodiversidad.
Desde siempre, la isla ha representado un destino paradisíaco. En tiempos precolombinos, según relatos obtenidos por historiadores, tribus indígenas se desplazaron del norte hasta Centroamérica en búsqueda de un paraíso vislumbrado por sus sacerdotes: una tierra formada por dos cerros, y en sus andares lo encontraron. La isla de Ometepe se convirtió entonces en un santuario habitado por una mezcla de diversas tribus y culturas, lo cual es revelado por la enorme cantidad de petroglifos, cerámica y estatuaria que pueden apreciarse en toda la zona.
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